7 de julio de 2023
dani rodrick
La innovación científica y tecnológica puede ser necesaria para el crecimiento de la productividad que enriquece a las sociedades, pero no es suficiente. Sin el tipo adecuado de políticas complementarias, es posible que el progreso tecnológico no conduzca a un aumento sostenible de los niveles de vida; y, en algunos casos, incluso puede hacer retroceder a un país.
CAMBRIDGE – Los economistas han argumentado durante mucho tiempo que la productividad es la base de la prosperidad. La única forma en que un país puede aumentar su nivel de vida de manera sostenible es producir más bienes y servicios con menos recursos. Desde la Revolución Industrial, esto se ha logrado a través de la innovación, por lo que la productividad se ha convertido en el imaginario público en sinónimo de progreso tecnológico e investigación y desarrollo.
Nuestra intuición acerca de cómo la innovación promueve la productividad está determinada por la experiencia cotidiana en los negocios. Las empresas que adoptan nuevas tecnologías tienden a ser más productivas, lo que les permite superar a los rezagados tecnológicos. Pero una sociedad productiva no es lo mismo que una empresa productiva. Algo que promueve la productividad en un negocio puede no funcionar, o incluso puede resultar contraproducente, a nivel de todo un país o economía. Mientras que las empresas pueden darse el lujo de centrarse en la productividad de solo aquellos recursos que eligen emplear, una sociedad necesita mejorar la productividad de toda su gente.
Pero muchos economistas (y otros) no han apreciado esta distinción, debido a la suposición de que el progreso tecnológico finalmente llegará a todos, incluso si sus beneficios inmediatos aumentan solo para un pequeño grupo de empresas e inversores. Como nos recuerdan los economistas Daron Acemoglu y Simon Johnson en su nuevo y útil libro, esta creencia históricamente no ha sido del todo cierta. La Revolución Industrial puede haber inaugurado el período de crecimiento económico moderno, pero no produjo avances en el bienestar de la mayoría de los trabajadores comunes durante la mayor parte de un siglo.
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