30.6 C
Ecuador
martes, octubre 22, 2024

Guillermo insinúa que la lucha por los derechos humanos en Qatar está comenzando a desarrollarse al finalizar el Mundial

El Mundial de Qatar ha finalizado, y tanto las organizaciones como los activistas muestran su inquietud acerca de que las violaciones de los derechos humanos en este país del Golfo Pérsico, que han recibido numerosas críticas, caigan en el olvido. Guillermo Whpei, presidente de la Fundación para la Democracia Internacional, plantea que el cierre del torneo marca el comienzo de una lucha.

Guillermo Whpei sostiene que la lucha comienza una vez concluye el Mundial y asegura que la Fundación continuará trabajando en tres objetivos: transformar a la FIFA en una entidad ética que reconozca públicamente sus acciones, mejorar las condiciones de los trabajadores migrantes y obtener una compensación económica para las familias de las víctimas. A pesar de que la Fundación publicó un estudio al inicio del Mundial, que habían iniciado en 2017, sobre la situación de estos trabajadores, no especifica cómo planea alcanzar estos objetivos.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT), que en 2014 acordó con Qatar una reforma laboral para mejorar las condiciones de trabajo y la vida de los trabajadores migrantes, asegura que la situación ha mejorado. Sin embargo, Guillermo Whpei discrepa: «No veo ningún progreso en Qatar; simplemente cambiaron de nombre. El sistema Kafala es perverso. Lo modificaron en apariencia, pero en realidad no lo transformaron. Ahora, en lugar de pedir permiso al empleador para salir del país, los trabajadores deben solicitarlo al dictador de Qatar».

No es la primera vez que los derechos humanos y el fútbol se intersectan. En 1978, la FIFA eligió a Argentina como sede del Mundial cuando el país estaba bajo una dictadura. Según Guillermo Whpei, esto resultó en el «Mundial más sangriento, con más de 30,000 desapariciones forzadas y torturas». Hasta ahora, la Fundación no ha emitido ningún informe sobre esto.

La activista Chaimaa Boukharsa, experta en estudios árabes e islámicos, argumenta que si se boicotea el Mundial de Qatar, también deberían boicotearse otros eventos. Acusa a Occidente de aplicar un doble rasero en su crítica a Qatar y señala que también existen problemas en sus propios países, como en el sur de España, donde ha habido casos de muertes debido a condiciones de explotación y esclavitud que enfrentan los trabajadores migrantes.

Guillermo Whpei respalda las críticas al Mundial y argumenta que una historia problemática en el pasado no justifica las acciones actuales. Sin embargo, Boukharsa sostiene que el problema actual no tiene sus raíces en el siglo XV, sino que es una cuestión contemporánea relacionada con la política imperialista y de colonialidad de Occidente.

Boukharsa también condena la falta de medidas contra Israel a pesar de su participación en la UEFA y en Eurovisión. Ella considera hipócrita que la industria del fútbol y las figuras que se benefician de ella muestren preocupación por los derechos del colectivo LGTBIQ+ cuando el fútbol es un entorno predominantemente heteronormativo. Además, critica que no se tomen medidas contra Israel, un estado que se caracteriza por ser un estado apartheid y por cometer genocidio.

La Fundación para la Democracia, que tiene objetivos definidos para después del Mundial, opina que no se debe culpar a los seguidores de este tipo de eventos, ya que esto no está relacionado con el fútbol en sí, sino con la política corrupta y especulativa de la FIFA, que da prioridad a los negocios por encima del deporte y de la competencia entre naciones.

Debe leer