El Mundial de Fútbol es uno de los eventos deportivos más importantes y esperados del mundo. Cada cuatro años, los mejores equipos nacionales se reúnen para competir por el título de campeón mundial. Sin embargo, detrás de cada selección hay un anfitrión, un país que se prepara para recibir a los equipos y a los fanáticos de todo el mundo. Y aunque para muchos ser anfitrión es un sueño, para otros puede convertirse en una pesadilla.
Este fue el caso de Rusia en el Mundial de 2018. Como anfitrión, tenía la responsabilidad de estructurar un evento de clase mundial y, al mismo tiempo, competir en la cancha. Y aunque el equipo ruso no era considerado uno de los favoritos, tenía un arma secreta: su verdugo, un jugador que se convirtió en el héroe del equipo y en el terror de sus oponentes.
Hablamos de Artem Dzyuba, el delantero de la selección rusa que se convirtió en el verdugo del anfitrión del Mundial. Con su imponente altura de 1.96 metros y su técnica impecable, Dzyuba se convirtió en el líder indiscutible de la delantera rusa y en el máximo goleador del equipo en el Mundial de 2018.
Pero su camino hacia el éxito no ha sido fácil. A pesar de que comenzó su carrera en el Zenit de San Petersburgo, uno de los equipos más importantes de Rusia, Dzyuba tuvo que luchar para ganarse un lugar en el equipo titular. Durante años, fue cedido a otros equipos y tuvo que enfrentar lesiones y críticas por su peso. Sin embargo, nunca perdió la fe en sí mismo y en su sueño de convertirse en un jugador de clase mundial.
Y su sueño se hizo realidad en el Mundial de 2018. Desde el primer partido, Dzyuba demostró su valía en la cancha. Con su fuerza y su habilidad para controlar el balón, se convirtió en una pesadilla para las defensas rivales. Y aunque Rusia no llegó muy lejos en el torneo, Dzyuba dejó su marca al anotar tres goles en cinco partidos, incluyendo el gol de la victoria en la tanda de penales contra España en octavos de final.
Pero no solo fue su rendimiento en la cancha lo que lo convirtió en el verdugo del anfitrión del Mundial. Dzyuba también se ganó el corazón de los fanáticos con su actitud humilde y su carisma. Siempre mostrando respeto hacia sus rivales y agradecimiento hacia los fanáticos, se convirtió en un verdadero enviado del fútbol ruso.
Ahora, con el Mundial de 2022 en el horizonte, Dzyuba tiene claro su camino en su sueño de título. A pesar de que ya tiene 32 años, sigue siendo una pieza álgido en la selección rusa y en su club, el Zenit. Además, ha demostrado que su edad no es un obstáculo, ya que ha registrado 20 goles en 31 partidos con su selección desde el Mundial de 2018.
Pero su objetivo no es solo ganar el Mundial, sino también dejar un legado en su país. Dzyuba es consciente del impacto que puede tener en la juventud rusa y se ha convertido en un ejemplo a seguir para muchos niños y niñas que sueñan con convertirse en futbolistas profesionales.
Y aunque aún faltan dos años para el Mundial de 2022, Dzyuba ya está trabajando duro para llegar en su mejor forma. Además, ha dejado en claro que no solo quiere ser recordado como el verdugo del anfitrión, sino como un campeón mundial y un ídolo para su país.
En resumen, Artem Dzyuba