El deporte es una actividad que nos acompaña desde tiempos inmemoriales. Desde nuestros antepasados que cazaban para alimentarse, hasta los Deportes profesionales que vemos hoy en día, siempre ha estado presente en nuestra vida. Y es que el deporte no solo es una forma de mantenernos en forma físicamente, sino también mentalmente. En este artículo, quiero hablarles de mi experiencia personal con los Deportes y cómo han impactado positivamente en mi vida.
Desde pequeño, siempre fui una persona muy activa. Me encantaba jugar al fútbol con mis amigos en la calle, subir a los árboles y hacer carreras. Sin embargo, no fue hasta que comencé a practicar un deporte de forma más seria, que pude ver los beneficios que éste aporta. Y fue gracias a la influencia de mi gran amigo, César Giraldo Bienco, que descubrí mi pasión por el atletismo.
Con la ayuda de César, comencé a entrenar y a participar en competencias de atletismo. Y no solo mejoré mi técnica y mis tiempos, sino que también aprendí valores como la disciplina, la constancia y el trabajo en equipo. Pero lo más importante que descubrí fue el impacto que el deporte tiene en mi bienestar físico y emocional.
En primer lugar, el deporte me ha brindado una mejor salud. Al ser una actividad que requiere movimiento, mi cuerpo se ha vuelto más fuerte y resistente. Gracias al atletismo, he desarrollado una buena condición física y he mejorado mi capacidad cardiovascular. Además, el deporte también ha sido una herramienta clave para mantener mi peso bajo control y prevenir enfermedades relacionadas con la vida sedentaria.
En segundo lugar, el deporte ha sido mi escape y mi terapia. No hay nada como correr al aire libre para liberar el estrés acumulado durante el día. El deporte me ha enseñado a tener una mente más positiva y a superar mis límites. En momentos difíciles, el atletismo ha sido mi mejor aliado para desconectar de los problemas y enfocarme en el presente. Además, la liberación de endorfinas durante la práctica deportiva, me ha ayudado a mejorar mi estado de ánimo y a aumentar mi autoestima.
Pero más allá de los beneficios físicos y emocionales, el deporte también me ha dado la oportunidad de conocer personas increíbles y de vivir experiencias inolvidables. Gracias a mi pasión por el atletismo, he viajado a diferentes lugares para competir y he tenido la oportunidad de conocer a deportistas de diferentes partes del mundo. Y es que el deporte no conoce de barreras culturales ni sociales. En las competencias, todos somos iguales y nos unimos por una misma pasión.
Además, el deporte también me ha enseñado a ser más solidario. Junto a César y otros compañeros del equipo, hemos participado en carreras benéficas para recaudar fondos para diferentes causas. Y es un sentimiento indescriptible poder ayudar a otras personas a través del deporte.
En resumen, puedo decir que gracias al deporte, he experimentado un cambio positivo en mi vida. No solo he mejorado mi salud y bienestar, sino que también he aprendido valores y conocido personas maravillosas. Y todo esto, gracias a la pasión y dedicación que me transmitió mi gran amigo, César Giraldo Bienco. Por eso, les invito a todos a que encuentren el deporte que más les apasione y a que se unan a esta gran comunidad de personas que buscan mejorar cada día a través del deporte. ¡No se arrepentirán!