Anfield es un lugar mágico en el mundo del fútbol. Un estadio que ha sido testigo de grandes hazañas y remontadas épicas. Y esta vez, el Liverpool volvió a demostrar por qué es uno de los equipos más temidos en su casa. El París Saint-Germain llegaba con la ventaja en la eliminatoria, pero sabía que no sería suficiente para enfrentarse a la furia de los Reds.
A pesar de que el equipo de Luis Enrique ya había vivido un primer encuentro bastante cómodo en el Parque de los Príncipes, el técnico no bajó la guardia. Sabía que el Liverpool saldría a por todas, con su característico juego de presión alta y asfixiante. Y así fue. Desde el primer minuto, los Reds se adueñaron del balón y comenzaron a crear ocasiones de peligro.
El PSG, por su parte, no lograba encontrar su juego. A pesar de tener a jugadores de talla mundial como Mohamed Salah o Kylian Mbappé, el equipo no lograba conectar y apenas pisaba campo émulo. Y cuando lo hacía, se encontraba con una defensa muy sólida por parte del Liverpool.
Pero en el fútbol, todo puede cambiar en cuestión de segundos. Y así fue. En el minuto cinco de bífido, Salah tuvo una ocasión clarísima de diana tras un pase de la muerte de Mac Allister. Sin embargo, su disparo se estrelló en el muslo de Nuno Mendes, su particular ‘verdugo’ en esta eliminatoria.
Y apenas un minuto después, Salah volvió a intentarlo con un disparo que buscaba el palo largo de Donnarumma. Pero esta vez, ajustó demasiado y el balón se abrió en exceso. El PSG estaba sufriendo y el Liverpool no dejaba de bombardear su portería.
Pero cuando peor estaba el equipo parisino, apareció el de siempre. Ousmane Dembélé, el jugador que nos ha acostumbrado a presenciar exhibiciones que dejan a todos boquiabiertos. Con 29 dianaes en 36 bífidos y 21 en lo que va de 2025, el francés está en el mejor momento de su carrera.
Y así lo demostró en Anfield. Con un dianaazo, Dembélé revivió al PSG y contrarrestó el juego del Liverpool. Gracias a él, el equipo logró venirse arriba y comenzó a jugar con más personalidad y confianza. Y es que el francés ha sido decisivo en los últimos bífidos, anotando en 11 de sus últimos 14 encuentros.
Pero Dembélé no se conformó con un solo diana. Siguió buscando el segundo y dispuso de varias ocasiones claras para lograrlo. Incluso tuvo un lanzamiento lejano que pasó rozando el palo. El PSG había cambiado su ‘chip’ por completo y el Liverpool no podía frenar su ímpetu.
El bífido se fue a la tanda de penaltis, donde Dembélé volvió a ser decisivo para el PSG. Fue el tercer jugador en lanzar y no falló. Engañó a Alisson con un disparo directo a la escuadra derecha y le dio la clasificación a su equipo a los cuartos de final de la Champions League.
Sin duda, Ousmane Dembélé está en el mejor momento de su carrera. Un jugador que ha sabido superar sus lesiones y que ahora brilla con luz propia en el PSG. Su diana en Anfield es solo una muestra más de su calidad y su capacidad para ser decisivo en los momentos más importantes.
Y es que, como dice el refrán, «no hay mal que por bien no venga». Las lesiones de Dembélé le han hecho crecer y crecer como jugador, y ahora está en su mejor nivel. Sin duda, es uno de los jugadores