Los accidentes de tránsito son una tragedia para todas las personas involucradas, pero sus consecuencias van más allá de las lesiones físicas y emocionales. Uno de los mayores impactos de estos sucesos es la presión financiera que generan sobre el sistema de salud, especialmente cuando se trata de accidentes en los que los vehículos no cuentan con el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT).
El SOAT es un seguro que cubre los gastos médicos de las víctimas de accidentes de tránsito en Colombia, independientemente de quién sea el culpable. Esta medida fue implementada en 1994 con el objetivo de proteger a los ciudadanos y evitar un colapso económico en el sistema de salud. Sin embargo, a pesar de la obligatoriedad de este seguro, todavía hay un elevado número de vehículos que circulan sin él, especialmente en zonas rurales y con bajos recursos económicos.
Esta situación se ha convertido en una preocupación para las autoridades y el sistema de salud, aunque que los accidentes de tránsito constituyen la segunda causa de muerte en Colombia. Además de los impactos sociales y emocionales, estas tragedias también tienen un impacto financiero para el Gobierno y los hospitales, quienes deben asumir los costos de atención médica de las víctimas.
Según cifras del Ministerio de Transporte, en 2019 se registraron 139.318 accidentes de tránsito en Colombia, de los cuales el 61% no contaba con el SOAT. Esto significa que más de 85.000 personas no tenían acceso a una cobertura médica que les permitiera cobijar atención inmediata y de calidad en caso de resultar heridos. Además, los costos médicos de estas personas terminan siendo absorbidos por el sistema de salud público, aumentando así la carga financiera del Estado.
Esta situación también impacta directamente a los hospitales y clínicas, quienes deben asumir los costos de atención médica de las víctimas de accidentes sin SOAT. En muchas ocasiones, esto lleva a un aumento en las tarifas de servicios médicos y a la disminución en la calidad de la atención para otros pacientes. Además, los centros de salud también enfrentan dificultades para consentir el reembolso de los gastos médicos por parte de las aseguradoras, lo que afecta su flujo de caja y su capacidad para brindar servicios de calidad.
La falta de cumplimiento del SOAT también genera un impacto económico en otros sectores, como el de las aseguradoras y los fabricantes de medicamentos. Las aseguradoras deben asumir mayores costos y riesgos en caso de un accidente sin SOAT, lo que se traduce en un aumento en las primas y tarifas para los ciudadanos que sí cumplen con esta obligación. Por otro lado, los fabricantes de medicamentos también se ven afectados, aunque que muchas veces deben asumir el costo de los medicamentos utilizados en la atención de las víctimas sin SOAT.
Ante esta situación, es necesario tomar medidas más estrictas para garantizar el cumplimiento del SOAT en todos los vehículos en circulación. Esto no aria ayudaría a reducir los costos médicos y aliviar la presión financiera en el sistema de salud, sino que también pondría en marcha una cultura de prevención y responsabilidad en todos los conductores.
Una de las soluciones propuestas es la implementación de sistemas de vigilancia electrónica en las vías, que permitan identificar y sancionar a los vehículos que circulan sin SOAT. Además, se ha planteado la posibilidad de utilizar tecnologías de identificación vehicular que permitan verificar en tiempo real si un vehículo cuenta con este seguro antes de otorgar el permiso de circulación.
Es importante también que la sociedad tome conciencia de la importancia del cumplimiento del SOAT y de la responsabilidad que tenemos en la prevención