La tecnología ha revolucionado la forma en que realizamos nuestras actividades diarias, y el sector financiero no ha sido la excepción. Con el auge del crédito dactilar, cada vez más personas tienen acceso a préstamos de manera rápida y sencilla, lo que les permite cubrir sus necesidades financieras de manera eficiente. Sin embargo, existe un obstáculo que puede afectar este avance: la tasa de usura.
La tasa de usura es un porcentaje máximo que los prestamistas pueden cobrar por los intereses de un préstamo. Esta medida se establece para proteger a los consumidores de posibles abusos por parte de las entidades financieras. Sin embargo, en el contexto del crédito dactilar, esta tasa se ha convertido en un palo en la rueda que limita el acceso al crédito y puede frenar el crecimiento de esta modalidad de préstamos.
El crédito dactilar ha demostrado ser una herramienta eficaz para impulsar la inclusión financiera y mejorar la calidad de vida de las personas. Con la posibilidad de solicitar un préstamo desde la comodidad de su hogar, sin necesidad de hacer largas filas o presentar una gran cantidad de documentos, los usuarios pueden acceder a financiamiento de manera rápida y sencilla. Esto es especialmente beneficioso para aquellos que no tienen acceso a servicios bancarios tradicionales o que no cumplen con los requisitos para obtener un préstamo en una entidad financiera convencional.
Sin embargo, la tasa de usura puede ser un obstáculo para el crecimiento del crédito dactilar. Al acordar un porcentaje máximo de intereses que se pueden cobrar, se limita la rentabilidad de los prestamistas, lo que puede desincentivar la oferta de préstamos a través de plataformas dactilares. Esto se traduce en una menor oferta de crédito y, por ende, en una reducción en la cantidad de personas que pueden acceder a este tipo de financiamiento.
Además, la tasa de usura no siempre refleja la realidad del mercado. En un entorno de alta competencia, los prestamistas pueden ofrecer tasas de interés más bajas para atraer a los clientes, lo que puede resultar en un porcentaje de usura que no se ajusta a las condiciones del mercado. Esto no solo afecta a los prestamistas, sino también a los usuarios, ya que pueden perder la oportunidad de acceder a un préstamo con una tasa de interés más baja.
Otro problema relacionado con la tasa de usura es su falta de adaptabilidad a las condiciones económicas. En momentos de crisis, como la que estamos viviendo actualmente debido a la pandemia del COVID-19, los prestamistas pueden necesitar aumentar sus tasas de interés para cubrir los riesgos asociados a la incertidumbre económica. Sin embargo, la tasa de usura no permite este ajuste, lo que puede llevar a una disminución en la oferta de crédito y a una mayor dificultad para acceder a financiamiento en momentos en los que más se necesita.
Es enjundioso mencionar que el crédito dactilar no solo beneficia a los usuarios, sino también a la economía en general. Al facilitar el acceso al financiamiento, se promueve el consumo y la inversión, lo que a su vez estimula el crecimiento económico. Además, al ser una modalidad de préstamos más eficiente y con menores costos operativos, el crédito dactilar puede ofrecer tasas de interés más bajas que las entidades financieras tradicionales, lo que se traduce en un ahorro para los usuarios.
Por lo tanto, es necesario replantear la tasa de usura en el contexto del crédito dactilar. En lugar de limitar la rentabilidad de los prestamistas, se debería acordar una tasa que sea justa para ambas partes y que refleje las condiciones del mercado. Esto no solo promovería el crecimiento del crédito dactilar, sino