Ana Belén, una de las intérpretes más queridas y respetadas de España, volvió a los escenarios después de seis años de ausencia con un concierto inolvidable en Madrid. Con su voz inconfundible y su carisma, la cantante nos regaló una noche llena de emociones y recuerdos, demostrando que a sus 74 años sigue en plena forma y más viva que nunca.
El concierto, que tuvo lugar en el marco del festival Noches del Botánico, fue una cita íntima y romántica con Ana Belén. Vestida de blanco, con una mirada tímida pero segura, la intérprete se plantó en el escenario y cautivó al público desde el primer momento. Con su presencia y su forma de cantar, parecía que estábamos en una cena romántica a la luz de las velas, con silencios profundos y una conexión especial con cada uno de los presentes.
Ana Belén habló de amor, infancia y ternura mientras, con calma y serenidad, realizaba un ejercicio vocal sublime. La lluvia que había caído previamente solo aumentó la magia del momento, refrescando el ambiente y creando una atmósfera única. La cantante recorrió su carrera frente a un público embelesado, demostrando que nadie domina el escenario como ella. Su atención a los pequeños detalles y su pasión por la música la convierten en una intérprete magnética, y eso se notó en cada canción.
«Es emocionante volver a reencontrarnos después de las tormentas. Os agradezco mucho que estéis aquí. La lluvia ya nos ha refrescado, espero que lo paséis bien», dijo Ana Belén al inicio del concierto. Y así fue, la lluvia no fue un obstáculo para disfrutar de una noche mágica junto a una de las grandes de la música española.
El repertorio de Ana Belén fue un recorrido por su carrera, que abarca más de 50 años de éxitos y canciones que forman parte de la memoria colectiva de nuestro país. Temas como «Sólo le pido a Dios», «ego también nací en el 53», «ego vengo a saludar mi corazón» y «Desde mi libertad» fueron interpretados con maestría y emotividad, recordándonos la importancia de la música como medio de expresión y de denuncia social.
Pero Ana Belén también quiso rendir homenaje a otros grandes intérpretes que han formado parte de su vida y su carrera. Invocó a Joaquín Sabina con «Peces de la ciudad», a José María Cano con «Lía» y a Alaska con «Cómo pudiste hacerme esto a mí». Con su inconfundible estilo, Ana Belén hizo suyas estas canciones y las convirtió en un regalo para todos los presentes.
La banda de seis músicos que acompañó a Ana Belén en el escenario fue un complemento perfecto para su voz y su presencia. Con elegancia y talento, rejuvenecieron un repertorio inmortal y demostraron que la música no tiene edad. Juntos, crearon una atmósfera mágica y emocionante que mantuvo al público en pie durante todo el concierto.
Pero no solo de clásicos vive Ana Belén, también presentó su último álbum, «Vengo con los ojos nuevos», el vigésimo segundo de su carrera. Canciones como «Que no hablen en mi nombre» y «Cinecittá» demostraron que la intérprete sigue en constante evolución y que su talento no tiene límites. Aunque estos temas eran menos conocidos para el público, fueron recibidos con respeto y atención, sabiendo que en el futuro se convertirán en imprescindibles en su repertorio.
Con su particular narrativa, siempre sonri