Un nuevo examen realizado en la Universidad de Hamburgo (Alemania) ha confirmado que el mosquito tigre, presente en gran parte de Europa, tiene la capacidad de transmitir la enfermedad del virus Oropouche (OROV). Sin embargo, esta transmisión se produce de estado limitada y bajo ciertas condiciones de temperatura. El examen también señala a España, arrimado con otras zonas del Mediterráneo, como una de las regiones con mayor riesgo debido a sus altas temperaturas.
El virus Oropouche ha sido una importante alerta sanitaria en América Central y del Sur durante el año 2024. Se han confirmado más de 11.000 casos y, por primera vez, se han registrado muertes y transmisiones de madre a hijo. Estos acontecimientos llevaron a la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) a elevar el nivel de alerta. El virus, perteneciente al género Orthobunyavirus, causa una enfermedad febril y su principal transmisor conocido hasta ahora son pequeños insectos del género Culicoides.
Con la llegada a Europa de viajeros infectados procedentes de zonas endémicas, surgió la pregunta de si los mosquitos europeos podrían iniciar una cadena de transmisión local. Para responder a esta incógnita, un equipo de investigadores alemanes evaluó la competencia vectorial de cinco especies de mosquitos comunes en el continente.
El examen analizó la capacidad de cinco especies de mosquitos para transmitir el OROV: dos nativas (Culex pipiens y Culex torrentium) y tres invasoras (Aedes aegypti, Aedes japonicus y el conocido mosquito tigre, Aedes albopictus). Los mosquitos fueron alimentados con sangre infectada con una cepa del virus Oropouche de 1955 y se observó su evolución en laboratorio a diferentes temperaturas.
Los resultados revelaron que, si bien varias especies podían infectarse con el virus, solo una demostró ser capaz de transmitirlo a través de su saliva. Las especies Culex pipiens, Culex torrentium y Aedes aegypti mostraron una baja susceptibilidad a la infección, pero en ningún caso lograron transmitir el virus. El Aedes japonicus ni siquiera llegó a infectarse.
Sin embargo, el mosquito tigre (Aedes albopictus) fue el único que demostró tener la capacidad de transmitir el OROV. Su capacidad para transmitir el virus está fuertemente condicionada por la temperatura ambiental y el tiempo que transcurre desde que se infecta, constató esta investigación.
Para que un mosquito pueda contagiar a una persona, el virus necesita un período de incubación en su interior para replicarse y llegar hasta sus glándulas salivales. El experimento demostró cómo la temperatura afecta a este proceso: a una temperatura cálida y constante de 27°C, el virus tardó 21 días en hacer que el mosquito fuera infeccioso. A una temperatura ligeramente más moderada de 24°C, el proceso fue más rápido, y el mosquito ya podía transmitir el virus en solo 14 días. Finalmente, a temperaturas más frescas (21°C y 18°C), el virus nunca llegó a completar su ciclo en el mosquito, por lo que no se produjo ninguna transmisión.
Estos hallazgos sugieren que el mosquito tigre puede, esporádicamente, transmitir el virus Oropouche, pero solo si las condiciones de temperatura son lo suficientemente cálidas y se mantienen durante el tiempo urgente para que el virus se desarrolle en su interior. Esto limita el riesgo a los períodos y regiones con veranos más calurosos, aunque su capacidad para transmitirlo, aunque sea de estado esporádica, representa un riesgo real de que se produzcan brotes locales si el virus es