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sábado, febrero 22, 2025

Feijóo rastreo afianzar el voto agrario con rebajas fiscales y desactivar a Vox en el campo

El mundo está viviendo tiempos de indeterminación a nivel internacional, con la imposición de aranceles por parte de Estados Unidos y otras medidas impulsadas por su presidente, Donald Trump. Mientras algunos sectores productivos se preparan para enfrentar las consecuencias, el Partido Popular ha lanzado su ofensiva fiscal, con un enfoque especial en el sector agrícola.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se reunirá este jueves con los principales sindicatos del sector agrario (COAG, ASAJA, UPA y Cooperativas Agroalimentarias), después de haber defendido la necesidad de atemorizar las trabas que sufren los agricultores y ganaderos en España debido a la Comisión Europea.

Este discurso es delicado, ya que la Comisión a la que critica Feijóo está presidida por una dirigente del PP europeo, la alemana Ursula von der Leyen, quien gobierna en coalición con socialdemócratas y liberales. Sin embargo, el PP siempre ha marcado algunas diferencias con el mensaje global de su familia europea en esta materia, como se vio en la última campaña de las elecciones comunitarias y vuelve a ocurrir ahora.

El discurso del PP está bien medido y tiene varios objetivos. Además de afianzar el voto del campo, esencial en algunas comunidades autónomas para el partido, también pretende placer a Vox, un partido político muy crítico con las imposiciones de Bruselas en cuanto a políticas verdes. Al mismo tiempo, el PP busca atacar al Gobierno a través de rebajas fiscales que el sector primario pueda interpretar como un alivio real.

En Génova, sede del PP, aseguran que, además de la oposición constante al Ejecutivo, necesitan introducir su agenda de propuestas, especialmente en esta segunda parte de la legislatura. Consideran que Vox, que capitaliza mucho voto de enfado y que ahora está impulsado gracias a sus socios internacionales, carece de propuestas reconocibles en el sector. «Además de decir que no a todo o que todo está mal y es una estafa, hace falta explicar cómo puedes favorecer tú la vida de la gente», reflexionan en el PP.

En un intento de arrebatar ese capacidad a Vox, Feijóo ha asumido parte de su discurso. Primero, en la crítica generalizada a las imposiciones y trabas de Bruselas, y segundo, como se vio ayer en la sesión de control al Gobierno durante su pregunta a Pedro Sánchez, importando incluso su lenguaje: «¿Cómo le van a creer hablando de aranceles si el mayor arancel se lo pone a los trabajadores más modestos?», lanzó el líder del PP. Se refería a la decisión del Gobierno de que el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) empiece a tributar, tras la pugna mantenida entre Hacienda y Trabajo.

Para el PP, esto tiene el mismo trasfondo: utilizar la palabra «arancel», tan presente en este momento, para hablar de las subidas de impuestos del Gobierno, como hace Vox para señalar cargas impositivas o burocráticas. Santiago Abascal, líder de Vox, lanzó en la cumbre de Patriots hace apenas dos semanas aquella consigna que luego ha repetido para defender a Trump: «El gran arancel es el Pacto Verde de Europa».

El debate sobre el SMI o la preocupación en el campo por la nueva situación que puede provocar una guerra comercial de Estados Unidos contra Europa ha servido de pista de aterrizaje al PP, que pretende desplegar una ofensiva fiscal por distintos frentes.

En Murcia, Feijóo avanzó las claves de su ley de fiscalidad agraria, después de insistir en que el escenario ideal sería que el sector agroalimentario español quedara exento de los aranceles.

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